Originario de San Luis Potosí, Dionisio Ortiz llegó a la ciudad de Monterrey en busca de nuevos horizontes. Poseedor de un gran talento para la oratoria, la poesía, la locución y la actuación, se consolidó como una figura reconocida dentro del ámbito cultural regiomontano. Durante treinta años encarnó al payaso “Pindoce”, personaje que le llenó de satisfacciones y alegría. “El consideraba que el payaso debe ser el segundo maestro del niño; debe enseñarle buenas costumbres y el amor a la gente que lo rodea”, apuntó Juan Antonio Vázquez Juárez, historiador y biógrafo. En 1993 fue declarado “Payaso del Año” a nivel nacional, y fue coronado como Rey de los Payasos en 1988. Además, participó en la creación de la agrupación “Payasos Unidos de Monterrey” y colocó la primera escuela de “payasología” de la comunidad. “Unas semanas antes de morir, Dionisio me llamó y me entregó dos casetes con sus memorias y me dijo que quería que hiciera un libro, que se publicara y se repartiera gratuitamente. Su último deseo fue que existiera un ejemplar de su trabajo en cada biblioteca de Monterrey y de su natal San Luis Potosí”, comentó José García Dávila, amigo y compañero del desaparecido artista. La segunda edición del libro está por publicarse, donde además de contener los “versos póstumos del bohemio potosino, pasajes condensados de su vida y de su obra”, se incluye el poema “El ave que nunca dejó de cantar” que le escribiese Olga García Rodríguez como homenaje. Fallece el 7 de junio de 2005. |
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